¿Es mejor instalar un cargador de coche eléctrico monofásico o trifásico?

Cada vez más personas instalan cargadores eléctricos en casa, y surge la duda entre usar uno monofásico o trifásico. Esta elección depende de varios aspectos, como el tipo de red eléctrica del hogar, la energía contratada, el uso diario del coche y sus características. Elegir bien requiere pensar tanto en la parte técnica como en las necesidades personales.

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Monofásico

Los cargadores que funcionan con una sola fase eléctrica son muy comunes en hogares y garajes individuales. Están pensados para ofrecer entre 3,7 y 7,4 kilovatios de potencia, lo que permite recargar un coche eléctrico mientras se duerme. Este tipo de carga suele ser suficiente para quienes hacen trayectos diarios cortos o medios, ya que con unas 6 a 10 horas de conexión nocturna es posible tener el coche listo al día siguiente.

Su colocación es bastante práctica y no implica grandes cambios en la instalación eléctrica del lugar. Esto significa menos complicaciones y un gasto inicial más reducido. Normalmente, basta con tener la instalación en regla y llevar un cable directo desde el cuadro general. A esto se suma que muchas comercializadoras de energía disponen de planes especiales para quienes tienen coche eléctrico, lo que da la posibilidad de cargarlo cuando la electricidad cuesta menos, especialmente en las horas de menor consumo.

Aunque este tipo de cargadores no ofrece una recarga tan rápida como los sistemas con tres fases, en el día a día no suele representar ningún inconveniente. Muchos coches eléctricos ni siquiera aprovechan toda la potencia de una instalación trifásica, ya que están diseñados para recibir corriente monofásica. Por ello, optar por una opción más avanzada no siempre garantiza un mejor resultado, salvo en situaciones muy específicas donde se necesite más velocidad de carga.

Trifásico

El sistema trifásico resulta ideal para quienes requieren una carga más ágil o ya cuentan con una red eléctrica preparada con tres fases. Es común encontrar este tipo de instalación en casas de gran tamaño, entornos rurales o lugares que utilizan maquinaria con alto consumo de energía. Los puntos de carga trifásicos ofrecen potencias entre 11 y 22 kW, lo que permite reducir de manera importante el tiempo necesario para recargar un vehículo eléctrico.

Una de sus principales fortalezas es su rapidez, lo que lo convierte en una opción muy práctica para hogares con varios coches eléctricos, empresas con flotas o familias que no disponen de muchas horas para dejar el vehículo enchufado. También resulta muy eficiente para ciertos modelos que permiten carga en corriente alterna a velocidades más elevadas, optimizando así el uso diario del vehículo.

No obstante, instalar un cargador de estas características implica cumplir con algunos requisitos técnicos. Es fundamental que la vivienda disponga de una acometida preparada para tres fases, algo que no suele encontrarse en todos los domicilios. En caso contrario, será necesario adaptar la instalación, lo que puede generar un gasto importante y requerir gestiones con la empresa distribuidora de electricidad.

Otro aspecto relevante es revisar la potencia contratada con la comercializadora de energía. Esta debe ajustarse correctamente a la nueva demanda eléctrica para evitar interrupciones o cargos adicionales. Por tanto, aunque este sistema representa una solución muy eficaz para cargas rápidas, también implica ciertos ajustes técnicos y económicos que deben considerarse antes de su implementación.

¿Cuál ofrece más eficiencia energética?

Cuando se elige entre una instalación monofásica o trifásica para cargar un coche eléctrico, es importante tener en cuenta cómo se reparte el uso de la electricidad. En el sistema trifásico, la energía se distribuye de forma más uniforme, lo que reduce el esfuerzo sobre los cables y mejora la estabilidad del sistema eléctrico. Esto resulta útil en hogares donde se usan varios aparatos con alto consumo al mismo tiempo, ya que ayuda a mantener un rendimiento más constante.

Otro punto clave es comprobar si el coche puede beneficiarse realmente de una carga en trifásico. Aunque este tipo de cargador puede instalarse en casi cualquier lugar, algunos vehículos no están preparados para superar los 7,4 kW en corriente alterna. Por eso, consultar el manual del automóvil es esencial antes de decidir.

Por último, los cargadores inteligentes permiten optimizar el uso de la energía disponible. Algunos incluso se adaptan al uso de paneles solares, ajustando la carga para evitar picos y mejorar el consumo general.

Flexibilidad y adaptación

El avance de los vehículos eléctricos está transformando el panorama actual, haciendo comunes los modelos con más autonomía y recarga veloz. Frente a este cambio, elegir un sistema adaptable a lo que venga puede ser una jugada inteligente. Aunque hoy un punto de carga sencillo puede bastar, en poco tiempo podría resultar limitado si se adquiere un coche con batería más grande o llegan más autos eléctricos al hogar.

Los equipos trifásicos permiten crecer con las nuevas tecnologías, ya que soportan recargas más potentes. En contraste, quienes eligen una opción básica deberían asegurarse de que esta pueda actualizarse con facilidad o conectarse luego a una red eléctrica con mayor capacidad sin grandes complicaciones.

Costes e instalación

El precio es uno de los aspectos más importantes al elegir un cargador para vehículos eléctricos. Los modelos monofásicos resultan más asequibles tanto en la compra como en su colocación. Su diseño sencillo permite una instalación rápida sin necesidad de grandes modificaciones en la red eléctrica del hogar. Por eso, son ideales para quienes buscan una solución funcional y de bajo coste.

Por otro lado, los cargadores trifásicos permiten llenar la batería en menos tiempo, aunque requieren una inversión inicial más elevada. Es probable que se necesiten ajustes en la instalación eléctrica y que haya que pagar más por la potencia contratada. Esto puede incrementar el gasto mensual en electricidad, algo que conviene tener presente. No obstante, si se trata de un uso intensivo o profesional, su rapidez puede ser una ventaja clara.

Respecto al cuidado, ambos tipos requieren poca atención, aunque los trifásicos, por ser más complejos, podrían implicar revisiones más frecuentes.