Qué es el renting y beneficios para tu pyme

Qué es el renting y beneficios para tu pyme

El renting es una fórmula de arrendamiento muy utilizada por autónomos y empresas, pero, en realidad, un gran número de personas pueden beneficiarse de ella. El leasing ofrece la opción de compra pero en cambio el renting es un tipo de arrendamiento con el que, terminado el periodo de alquiler, el bien se devolverá a la empresa al que ha sido arrendada.

¿Cómo funciona el renting?

Este contrato funciona como cualquier tipo de contrato de alquiler pero tiene una particularidad interesante y es que en la mayoría de casos, la sociedad que renta el bien se hace cargo de su mantenimiento si éste se rompe o se avería, además de que se encarga también de cubrir otros gastos. El renting de vehículos es uno de los más extendidos y en este supuesto la empresa arrendadora se hará cargo del seguro obligatorio y de las revisiones, que normalmente se incluyen en la cuota mensual.

Con el renting de dispositivos tecnológicos pasa igual, pero la ventaja con la que cuenta es que si el dispositivo se estropea la empresa proporcionará uno nuevo, si antes se ha estipulado así en el contrato.

¿En qué casos utilizar el renting?

Aunque el renting es una gran opción para poder adquirir cualquier bien, sin duda es muy interesante para aquellos que tienen un coste alto pero una vida útil limitada, así como también para los objetos que pierden valor muy pronto. Por ejemplo, un vehículo de empresa, cuyo mantenimiento será cada vez más costoso mientras éste habrá perdido valor.

En cuanto a los equipos informáticos, que también se devalúan rápidamente, sin duda esta opción también es muy interesante y pasado el período de alquiler se podrá renovar el contrato o elegir otro dispositivo si éste ya ha perdido mucho valor.

Ventajas del renting para una empresa o autónomo

Si se quiere elegir esta modalidad de alquiler para una empresa se deberá tener en cuenta que el bien que se vaya a alquilar no deberá registrarse en el inmovilizado de la compañía porque no es una inversión y por tanto la empresa tendrá mucha más libertad en lo que a liquidez se refiere.

Como se trata de un alquiler sí se puede reflejar como un gasto en resultados aunque para esto el bien se tendrá que utilizar totalmente para la actividad empresarial. Además, la empresa se puede deducir la cuota del renting y también el IVA. Esto hace que sea una modalidad de alquiler muy interesante para los autónomos, ya que pueden imputar el IVA soportado en la declaración trimestral mientras que resultará poco interesante para los particulares.

Fuente de la imagen: https://autolease.es/marca-renting/seat/

Consejos para principiantes

Hay que valorar algunos aspectos antes de seleccionar el renting como forma de arrendamiento ya que de lo contrario lo que parece un ahorro a primera vista se puede convertir en un gasto.

En primer lugar, uno de los fallos que más se producen es que se firman contratos por una duración mayor a la vida útil que va a tener el producto, por ejemplo en casos de arrendamientos de artículos tecnológicos. Además, también habrá que fijarse en las indemnizaciones si se quiere terminar con el contrato y por supuesto se tendrá que tener en cuenta el coste del depósito, que puede aumentar el coste del producto.

Un ejemplo práctico

A continuación se presenta un supuesto práctico de un caso de renting. Imaginemos que se quiere realizar un contrato de renting de un vehículo de empresa. Para ello, en el contrato normalmente se incluyen los trabajos administrativos como pueden ser la compra o la matriculación del coche.

En este caso, la empresa del renting se hará cargo del mantenimiento preventivo del coche, dónde por norma general se incluirán las revisiones que la marca requiera o las reparaciones si se produce alguna avería. Normalmente en estos supuestos también se incluye el pago del seguro y el cambio de los neumáticos e incluso la asistencia en carretera a través del seguro que se contratará.

Por supuesto, se tiene que valorar que no se incluirá en el contrato de renting ninguna reparación que se derive del mal uso del coche, ni tampoco las multas de tráfico, ni por supuesto, la gasolina que se utilice.

En cuanto a las desventajas, habrá que tener en cuenta que muy probablemente se tendrá que llevar el vehículo a los talleres oficiales y que en muchos contratos incluso se puede llegar a estipular un número de kilómetros máximos a realizar cada año, que, si se superan, harán necesario el pago de una indemnización.

Cuando el contrato termine se tendrá que devolver el vehículo a la compañía a la que se haya rentado y si se quiere seguir con el mismo habrá que realizar otro contrato nuevo. En algunos casos se podrá negociar su compra, pero esto no vale para todos los supuestos. En caso de querer comprarlo se negociaría al terminar el contrato y no como sucede con el leasing, dentro del mismo período, ya que la compra del bien alquilado no estará incluida nunca en el contrato.